El Canal de Panamá está explorando la construcción de un gasoducto para transportar gas licuado de petróleo (GLP) a través del paso comercial, dijo el lunes el administrador del canal, Ricaurte Vásquez, con Japón visto como uno de los principales clientes potenciales para el gas procedente de los Estados Unidos.
El canal, uno de los pasos comerciales marítimos más transitados del mundo, busca diversificar sus operaciones tras recibir luz verde en una sentencia judicial el año pasado. Una sequía limitó los cruces y los responsables del canal planean construir un embalse en las inmediaciones.
Japón es uno de los mayores clientes de GLP del mundo y utiliza este combustible para uso doméstico e industrial.
«Estamos explorando la posibilidad de desplegar una infraestructura con capacidad para mover hasta un millón de barriles por día (bpd), pero el mercado es mucho mayor», dijo Vásquez a Reuters.
Las autoridades del canal consideran que mover gas a través de Panamá es una prioridad, pero también es muy complejo, según Vásquez.
El administrador del canal citó estudios iniciales que señalan que la posible capacidad de tráfico de GLP a través del Canal de Panamá podría alcanzar los 2 millones de bpd en una década.
La administración del Canal de Panamá espera decidir durante el próximo año si sigue adelante con el plan, dijo Vásquez.
Está previstas inversiones de 8.000 millones de dólares en proyectos de infraestructura y sostenibilidad para el canal, repartidos a lo largo de la próxima década.
La idea de mover gas a través del canal se produce en medio de crecientes tensiones entre la Administración estadounidense y Panamá, después de que el presidente Donald Trump dijera que Estados Unidos debería recuperar el canal que había ayudado a construir.
A principios de este mes, un consorcio liderado por BlackRock compró dos puertos a ambos lados del Canal de Panamá, apenas unas semanas después de que el presidente Trump amenazara con usar la fuerza para restaurar el control estadounidense sobre el paso estratégico. El acuerdo tuvo un valor de 22.800 millones de dólares y también involucró a unas pocas docenas de puertos en todo el mundo.
El gigante financiero pagó 19.000 millones de dólares por los puertos de Balboa y Cristóbal a CK Hutchinson, propiedad de uno de los individuos más ricos de Asia, el multimillonario inversor de Hong Kong Li Ka-Shing. Además de los puertos panameños, CK Hutchinson venderá sus participaciones de control en otros 43 puertos de 23 países.
El presidente Trump aclamó el acuerdo, diciendo la semana pasada en un discurso en el Congreso de Estados Unidos que «Mi administración reclamará el Canal de Panamá, y ya hemos empezado a hacerlo».